La belleza de las estrategias inconscientes
- Bibiana Monje
- 8 sept 2019
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 16 sept 2019
Les contaré esta intimidad: una de mis ilusiones dolorosas de siempre
es que gente a la que quiero y me quiere,
antes o después y de una forma u otra,
me eche en cara la manera en que manifiestan su amor por mí.
Hasta ahora cuando intentaba desvelar el motor
que podía desencadenar este suceso repetitivo
me encontraba, por un lado, con la causa original,
mi infancia,
pues era el pan de cada día en mi casa;
y por otro, encontrar el porqué, a estas alturas,
sigo creando en mi vida a gente que no se responsabiliza en su dar y recibir,
haciéndome daño con ello.
Esta vez, y gracias al amor que somos Lucía y yo,
he podido ver la increíble estrategia que hay detrás de esta materialización.
Hasta ahora cada vez que le daba vueltas al asunto
terminaba por concluir que estas discusiones
era una forma de seguir alimentando (inconscientemente)
a esa parte de mí que cree que no soy todo lo buena que podría ser,
que mi egoísmo es excesivo o que debería desarrollar una empatía extra
para ahorrarle a los demás algunos sentimientos y dificultades.
Pero he aquí la bomba:
¡se trata de todo lo contrario!
Me he dado cuenta de que esta circunstancia ha sido mi TRINCHERA
para demostrarme que tengo derecho a ser tal y como soy,
más allá de las valoraciones morales.
En mi infancia no tuve espacio para rebelarme,
pues era de titanas y no de humanas de la que estaba hecha a mi familia,
por lo que inconscientemente la forma de reforzar mi propia libertad
ha sido seguir creando el mismo patrón de circunstancias
para enfrentarme a mi miedo a ser mala, a no hacerlo bien
e investigar (y por lo tanto a descubrir) que no lo soy.
Por eso, al ser descubierta la estrategia, me doy cuenta de que no es necesario
seguir creando esta trinchera,
que puedo decidir darme ese valor
sin pasar por el conflicto doloroso y repetitivo.
Me deslumbran los planes soterrados de Dios.
Este sueño está diseñado con una ingeniería sutil
tan precisa y preciosa
como el brillo de un diamante.
Todo está en la misma moneda.
A veces nuestras vidas se basan en controlar que nunca gire
para no ver las dos caras,
ya que el cambio sería inevitable.

Comments