La mariposa lo sabe.
- Bibiana Monje
- 29 mar 2020
- 1 Min. de lectura
Reconocer que tus pensamientos,
los que te acompañan,
los que te explican y aconsejan,
los que te definen y defienden;
todos los días de tu vida
lo único que han hecho y hacen
es alejarte de la 'verdad'...

Reconocer esto es...
un milagro.
Estoy segura de que la 'verdad' no atiende a palabras
y sin embargo mi mente solo atiende a las imágenes creadas
por las palabras que inventa mi mente.
Así que aquí estamos,
aparentemente encerrados en nuestra propia y exclusiva cárcel virtual,
como si yo fuese aquello que opino de mí,
y tú... no fueses más que lo que veo de ti.
Esta es la pobreza y no el hambre.
Al principio, en este tipo de visiones hay desaliento,
desconsuelo,
hay vacío, hay silencio...
Aparece la inactividad,
las motivaciones permanecen latentes
a la espera de nuevas sin
apsis.
Una rotura, una pausa,
una crisis de fe.
Al mismo tiempo emerge algún síntoma muscular o alérgeno
que trata de equilibrar el disparate psicológico acumulado por los siglos y las voces.
Transformarse pasa por un estado de agujero negro.
De desorientación y mareo.
De desilusión y carne.
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