Encajar.
- Bibiana Monje
- 23 ago 2019
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 3 sept 2019
Díganme si no están hasta los cojones
(*véase 'cojones' cómo esa parte
íntima, profunda y masculina propia)
de seguir tratando de encajar,
e incluso de encajar cuando encajan
sin ser esa la motivación genuina,
en un patrón de realidad
construido por otros,
obsoleto,
y cuya raíz atenta directamente
a la cuestión básica de esta
encarnación material.
Ya sabes porque lloraste
al salir del interior de tu madre 🤷
'Chacho, chacho...'
¿Lo puedes ver?
¿Ustedes ven la tele y todo eso?
¿Ven lo que digo?
Eso no es normal.
Para todo hay una forma de hacerlo
y de no hacerlo.
¿Qué nivel es este?
¡A mi que me arrastren de los pelos por loca! ¡Ya me ato yo a gusto, tranquilos!
Inventarselo todo como si el mundo
fuera una hoja en blanco.
Atreverse a escribir con faltas de ortografía
y que lo lea tu profe de lengua.
Así la liberas de su cárcel.
¡Un día te vas a morir!
No te olvides de eso.
No hay cielo o infierno lejos de
este AHORA tuyo.
Déjate de inquisiciones.
¡Deja a la gente en paz!
Vivir obscénamente como te dé la gana.
Abrirse a las consecuencias.
Saltar al vacío,
a las manos de Dios.
¿Acaso hay alguien más aquí?

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