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Claro, yo no entendía nada.


"Joder,

no sé porqué me miraban de esa forma,

como con una mezcla entre “pobrecita” y “qué pesada”.


Claro, yo no entendía nada.

Para mí vivir con mi abuela y tener ganas de jugar

eran las cosas más normales del mundo.


Aún así crecí con esa sensación de 'estorbo',

de tener algún tipo de problema.

De una constante prohibición.


Como si de alguna 'condición' se tratara

por la cual yo no podía hacer las mismas cosas

que el resto de los niños.

Cosa que tampoco entendía.


Si no era porque estaba mala,

era porque mi abuela consideraba que era un peligro.

Así que por algún motivo,

lo que yo veía como normal,

en mi casa era una movida imposible.


Imagino que terminé creyéndomelo todo

sin saber muy bien qué significaba.


Me quedé con esa sensación de 'no estar a la altura',

de no poder,

como de tener 'que tener' cuidado

por ser 'especial' por algo pero a la vez no,

y ese 'especial' tampoco sabía muy bien qué significaba.


A veces me quedaba pensando en mis padres,

muy pocas la verdad,

casi siempre estaba entretenida jugando o tratando de inventarme algo,

con la frustrante certeza

de que yo no tenía la capacidad de inventar nada,

que ya estaba todo inventado

y que como mucho,

lo que podría hacer con lo que ya había,

era entretenerme o darle alguna forma nueva y divertida.


Pues esas veces en las que pensaba en mis padres

me recuerdo como en vacío,

como sin conclusiones,

como si fuera una realidad tan natural

esa de no estar con ellos

que no podía sino aceptarlo.


Creo que la primera vez que me di cuenta en serio

de que los niños por norma general

no se criaban con sus abuelas

fue bastante tarde,

no me habían salido las tetas pero casi;

y tampoco le di más vueltas,

no se crean,

pero sí que llamó mi atención el no haberme enterado antes.


Sin embargo no recuerdo haber tenido nunca

la sensación de 'niña abandonada',

había tanto ruido a mi alrededor

que tardé 24 años en conectar con algo parecido a eso.


Supongo que hay miradas que nunca serán acompañadas de explicaciones

y son esas las que facilitan la creación de historias.


El caso es que hay una parte de mí que sigue observándose de la misma manera.


No es normal esta ansia de atención,

este anhelo de ser famosa.


Y es que claro,

llamar la atención en aquella casa era mi único salvavidas.

Sólo así me miraban,

en el colegio me reconocían.


Se marcó en mí una identidad paralela y ambigua,

la que yo sentía

y la que decidí mostrar para que la íntima no se viera.


Quizás por eso hay una parte de mi que trata de destacar,

de ser diferente,

original,

de demostrar que puedo hacerlo bien

y desmentir así todo aquel maleficio inocente.


Hacerme famosa con mi trabajo

significaría para esa niña

que todas esas personas que me dijeron un día NO

hoy sabrían que yo estaba en lo cierto.


Y esta es mi cárcel;

no este encierre".

🦋


........


(*desnudo patrocinado por COVID-19)

 
 
 

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